OSCAR URIEL EN UN JUEGO LLAMADO VIDA
Me puedes llamar Uriel, tengo 23 años, me defino como un buen amigo, me gusta tener amistades. Actualmente realizo dos actividades, una es que estudio en la Facultad de Cultura y Deporte de la UABJO, y la otra es que trabajo en un vivero, aunque son situaciones opuestas pues la verdad me gusta mucho el asistir a mí clase y atender a las personas que van a adquirir una planta. Una de mis grandes pasiones es el jugar básquet, varios años me enfoqué a entrenar esa disciplina. Para estudiar la universidad mi primera opción no fue la UABJO, más bien fue la segunda, pero presenté el examen y me quedé, aunque me faltaba aplicar el ingreso en la otra opción, me dije “ya estoy aquí y pues me quedo”. La otra alternativa era parecida al área del deporte, pero con otro tipo de enfoque, quería irme al Centro Regional de Educación Normal (CRENO) para formarme como maestro en educación física.
Les comparto que me reconozco con la letra “G” del acrónimo LGBTTTIQPAM+, mi orientación sexual es homosexual, en su momento en mis espacios educativos ser gay no fue fácil, hablo desde la primaria y secundaria. En la primaria no entendía quién era, no entendía porque veía a un compañero y me gustaba. En la secundaria pues ya sabía y pues me iba enamorando, en eso ser de gay se generan burlas o malos comentarios que no son nada agradables. A partir de la preparatoria me dije “soy esto”, pero tiene tres años que salí del clóset con mi familia.
En el plano familiar salir del armario tuvo sus complicaciones pues era más asunto de mis papás, en el caso de mi mamá me hubiera comentado que me amaba, lo típico de las mamás, pero el tema de mi papá era difícil por sus ideas machistas y retrogradas. Al momento de aceptarme y quererme pues decidí vivir mi vida sin estar dependiendo del que dirán. La única persona que no le pude decir que era gay fue mi mamá pues falleció, por este hecho pensé “solamente se vive una vez de repente estamos, de repente no estamos, la persona que más amé en este mundo ya no estaba y para qué seguir ocultando mi homosexualidad”.
En el duelo de perder a mi madre, me decidí expresar mi homosexualidad a mi padre, al principio lo tomó mal, incluso hubo golpes e insultos, pues ya por la partida de mi mamá ya no importaba lo que dijera mi papá, le expresé “si quieres aceptarme bien, sino también, ósea me da igual tu opinión”. Sobre mi familia fue de ¿eres gay? ya todos lo sabíamos, creo que quien no sabía era yo. El comportamiento homofóbico de mi padre principalmente se debe a que fue criado de cierta forma, él es de una ranchería de la costa de Oaxaca, pienso que las ideologías forjadas desde su infancia influyeron en ver de mala manera la homosexualidad.
No todo se pierde al salir del armario, soy muy dichoso de que en mí Facultad viva otros procesos, aquí me siento seguro, a parte existen trabajadores que son de la comunidad, entre cuatro y seis personas) ellos se han convertido en mi refugio, en mis mentores , me dicen por donde sí, por donde no, cuando les comento alguna situación de discriminación me dicen que no me desgaste con ese tipo de gente, en especial dos personas de la Universidad me han comentado que “no todas las personas lo ven bien y que no todas las personas lo ven mal”. A mí no me gustan los problemas, soy una persona muy relajada, si dices que es rojo pues es rojo, para qué me desgasto en este caso pienso que lo más importante es que te respeten, aunque no te acepten. En mi experiencia como estudiante gay en la Facultad me la he pasado muy bien, tengo profesores que se ponen a jugar con gente de la comunidad, echamos relajo, bromas, esto es consensuado, yo si me llevo pesado con ellos, pues sé que voy a recibir ciertos comentarios, pero es juego entre nosotros.
Para mi son muy padres las pláticas con personas heterosexuales, no me juzgan, hablamos cosas muy íntimas y me dan consejos, típico consejo de tener cuidado con ¡el chacal! Pues que el chacal de repente saca de quicio. Independientemente de mi orientación sexual tengo amistades y con mis profesores, con algunos de ellos se unen al relajo y es muy padre porque no lo hacen con morbo, no lo hacen con mala intención, sino simplemente te aceptan y dicen ¡Tú eres de esa forma! Adelante, tú eres el que vives, experimentas, hasta me dan esos consejos de que me cuide. Deseo comentar que convivo con personas de la comunidad y personas heterosexuales, un lema para mí es “no espero que me aceptes sino simplemente respétame”, te respeto a ti, entonces hazlo.
En la Universidad nunca falta alguien que habla mal de ti, situaciones en donde no pueden ver socializando a un gay con un chico porque ya empiezan a generar sus historias de amor y sus novelas con final feliz, pues si existen todavía situaciones que nos intentan desacreditar. Tengo amigos heterosexuales de mi Facultad que nos abrazamos, me gusta demostrarles que los quiero, de repente empiezan otros a molestar a esa persona, pero es diferente una amistad a un enamoramiento, pues entre los hombres está prohibido el afecto. En mi Facultad puro gorila tenemos, pero muchos llegan y me abrazan.
Tengo compañeros que llegan y me saludan de beso y no les importa, tengo muchos amigos que me saludan con un ¡Hola bebé! Es nuestro saludo afectuoso, ellos no tienen prejuicios, me abrazan, me toman de la mano, me dan un abrazo grande, pero pues existen culturas donde es normal que entre hombre se saluden de beso o se den abrazos fuertes. Soy el ejemplo de resistir a muchas críticas que unen al deporte y a la vida heterosexual normativa en donde las personas LGBTTTIQPAM+ no tenemos tanto espacio para desenvolvernos. Yo veo la vida como la oportunidad de superarme, buscando mi felicidad, compartiendo bellos momentos y hoy en día me alegro que poco a poco se eliminen las barreras para que personas homosexuales estén en el deporte, jugando el juego más importante que es el de su propia vida